Did You Know?
Del grifo a la mesa - Puro sabor del agua
Tanto si se bebe agua pura como si se combina con alimentos o se utiliza para cocinar, el agua no es sólo agua. Según su origen y composición, puede alterar la experiencia global del sabor.
Quien decide ir a un restaurante para cenar bien, probablemente se ha enfrentado a la pregunta de qué vino maridar con su comida. Ya sea que uno pida un bistec, un pescado o un risotto de setas, dependiendo del plato, un camarero suele recomendar una bebida diferente para acompañarlo. Por una buena razón, porque si se hace la elección correcta, el maridaje de vinos con la comida puede crear una experiencia gastronómica totalmente nueva y superior.
Sin embargo, han surgido nuevas tendencias. Resulta que hay varias alternativas para maridar la comida con el vino.
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Los zumos como alternativa al vino Algunos de los mejores restaurantes del mundo, como el Noma de Copenhague, apuestan por acompañar la comida con zumos. Al pedir una comida de ocho platos, al final de la velada el comensal habrá bebido casi un litro de zumo.
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El té como alternativa al vino Otra tendencia alternativa es el maridaje con té. Nicole Klauss, experta y defensora de los llamados "maridajes de temperanza", confía en esta bebida caliente para añadir sabor y matices a la comida. Por ejemplo, el jengibre o los tés verdes pueden ofrecer un contraste ideal con el wasabi en un plato de sushi.
Y... ¿qué pasa con el agua?
¿Podría tener el mismo efecto? ¿Y si hubiera diferentes aguas para beber con diferentes comidas?
Para Alician Akdemir, uno de los primeros sommeliers de agua de Turquía, el agua es el nuevo vino. Su secreto reside en los distintos contenidos minerales, que resaltan las sutiles diferencias del plato y añaden experiencia al sabor.
Pero no sólo es eso. Además del sabor, el agua también tiene un profundo impacto en la textura de un plato, la disolubilidad y la digestibilidad. Piensa en el agua con gas, por ejemplo. Produce una sensación de frescura en la boca y puede resultar refrescante. Pero ¡cuidado! Cuando se combina con un plato picante, el agua con gas extiende la sensación de malestar en lugar de eliminarlo, por lo que es un maridaje incorrecto.
Otro ejemplo es el cortado. Cuando se prepara con agua blanda de montaña, puede tener un sabor aún más suave, fresco y dulce.
¿Por qué? La explicación se puede resumir en dos palabras: residuos de cal. De hecho, el agua de montaña contiene menos residuos de cal que el agua subterránea de menor altitud. La cal afecta tanto al sabor del café como a la capacidad de saturar los posos. Por eso no es casualidad que Viena sea conocida por su cultura del café: La ciudad obtiene el agua directamente de los Alpes.
Así que parece que el agua tiene el mismo efecto que el vino, y sigue siendo más saludable que el zumo.
También parece que el refrán "algo tiene el agua" tiene más razón de lo que uno podría pensar en un principio...
Pero, ¿de dónde saca el agua su sabor?
En cada botella de agua hay una indicación de ppm: partes por millón. Este término describe la cantidad de un determinado mineral que hay en esa botella. Porque por ejemplo no todo el H2O es igual.
Dependiendo de su origen, la composición del agua varía. El agua cerca de la playa suele tener un ligero aroma a azufre, mientras que los ríos y lagos pueden crear un sabor terroso y orgánico. Los neoyorquinos confirman que es el agua de sus embalses, que nace en las montañas, la que hace que su pizza y sus panecillos sepan tan bien.
Hay muchos otros minerales naturales en el agua, pero los que más afectan a nuestra percepción del sabor son:
- HCO₃- (bicarbonato)
- SO₄²- (sulfato)
- Ca²⁺ (calcio)
- Mg²⁺ (magnesio)
Mientras que el calcio hace que el agua tenga un sabor de lácteo y suave, el sodio la hace más bien salada. Sin embargo, la historia personal de cada uno, incluidas sus normas y hábitos, también influyen en la experiencia del gusto.
Por tanto, el gusto es subjetivo y objetivo al mismo tiempo. De hecho, las personas llevamos mucho tiempo analizando cómo funcionan los sentidos.
El sentido del gusto suele desglosarse en estas cinco categorías básicas:
- Dulce
- Ácido
- Salado
- Amargo
- Sabroso
Y no lo olvides: Cada sabor tiene su razón evolutiva. Las reacciones corporales, al degustar diferentes sabores, indicaron en su día a las personas qué debían comer y qué debían evitar. Por ejemplo, el amargor puede interpretarse como una advertencia, ya que muchos compuestos amargos son venenosos. Del mismo modo, los sabores agrios y astringentes pueden ser una señal de fruta inmadura, que también es mejor no comer.
¿La clave y ahora bien, cómo puede contribuir GROHE en esto?
Para conseguir el mejor sabor posible, un factor importante a la hora de preparar una comida es controlar la calidad del agua y sus componentes. Los diferentes orígenes y minerales del agua pueden determinar toda la experiencia. Aunque generalmente tenemos interpretaciones subjetivas del sabor, no se debe subestimar el papel del agua como ingrediente clave para las comidas, los maridajes y la bebida.
Sabiendo todo lo anterior, los expertos Klauss y Akdemir han elegido trabajar con GROHE Blue. El sistema de agua no sólo es útil para optimizar el sabor, ya que filtra la cal y ablanda el agua. Además, la comodidad de poder obtener agua fría sin gas, o con más o menos gas directamente del grifo de la cocina, ha supuesto una gran diferencia para los expertos.